Entrevista a David Novelles, autor de Bajo las sombras del mismo Eclipse.

En el día de hoy tenemos el placer de anunciar que «Bajo las sombras del mismo Eclipse» esta ya a la venta, y hemos tenido el inmenso placer de hacer una entrevista a su autor, David Novelles.

 

-En tu libro dices que  : “Sólo hay una cosa más bella que describir el amor, y es describir el desamor”, ¿Por qué piensas así?

El amor es un sentimiento en el que vivimos cómodos. Nos despierta sensaciones de entraña, pero siempre dentro de un escenario optimista. Nos da euforia, sensación de bienestar, un cierto estado de nerviosismo y luz, mucha luz que nos ilumina el camino. Pero no hay que olvidar que esas sensaciones, más propias del enamoramiento que del amor en sí, son erróneas y sobredimensionadas. Escribir sobre el enamoramiento es mágico y agradable. Cuando el enamoramiento se transforma en amor, los sentimientos son más reales, pero no dejan de ser también dulces y amables. La conciencia de un yo compratido, de una idea de futuro junto a otra persona, es una fuente excelente para describir estados y sensaciones. Cuando dejan de quemar esas mariposas, cuando deciden volar, queda el amor, que quema mucho menos pero que es incluso más deseable porque es mucho más profundo. Pocas relaciones superan el vuelo de las mariposas sin salir damnificadas. El desamor, en cambio, es mucho más rico en matices. Sigue siendo un sentimiento de entraña, exagerado e irreal, pero nos regala un abanico de estados y sensaciones. Es un sentimiento mucho más turbio, más denso y abrumador, más sucio y cruel, porque mezcla la nostalgia de lo que pudo haber sido con un proceso lleno de rabia, de desconsuelo y de decepción. Nada hay más bello que describir estos sentimientos encontrados, este amor que todavía existe, aunque esté sofocado por un doloroso sentimiento de pérdida, y desde este estado nos volvemos miserables, rudos e intolerantes con nosotros mismos. Tendemos al victimismo, lo cual nos hace imprevisibles y vulnerables. Describir ese estado en el que no somos capaces de reconocernos, pero desde la amargura, es un regalo para la imaginación.

-¿Cuáles son los sucesos que tu obra desgrana sobre los traumas infantiles que sufren las personas?

Todos los personajes de Bajo las sombras del mismo eclipse tienen un pasado que les condiciona. En el fondo, todos nosotros lo tenemos. Solo que hay algunos casos en que el pasado es una losa que no se puede superar, y sus protagonistas se acomodan al dolor que les causaron, arrastrándolo en sus vidas y condicionando sus acciones. Hay casos extremos, como los de Cesca o Millo, y otros mucho más comunes, como el de Daniela, pero todos tienen el mismo patrón. Todos andamos bajo las sombras que nos provocaron los daños recibidos en nuestra infancia y nuestra juventud. No voy a desvelar los traumas de cada uno de los personajes, pero cualquiera de ellos sobrevive a su manera, aunque con un puñal clavado en el alma. Son esos sucesos que apenas recordamos pero que condicionan todas nuestras acciones, reacciones y manera de ver las cosas. La falta de amor, la violencia o la muerte cercana y caprichosa son rémoras con las que cuesta vivir. Mis personajes, en el fondo, malviven y huyen de su pasado, como todos, sin apenas darse cuenta que el pasado irá siempre con ellos, y que, por tanto, vivirán siempre condicionados por el trauma que sufrieron.

-Al ser tu obra una novela coral, ¿Cómo has conseguido que todo cobre sentido y armonía?

La idea de Bajo las sombras del mismo eclipse surgió en un supermercado de Gran Canaria. Estaba comprando con mi pareja y nos encontramos en uno de los pasillos a un niño llorando en el suelo con una pataleta, y a su madre al lado intentando hacer que se levantara con promesas. Hice un comentario acerca de la actitud del niño, y mi pareja me susurró llena de razón: «no es el niño, es la madre». Eso me hizo ver que el comportamiento desde que somos pequeños depende en gran medida de las personas que nos educan. A partir de ahí, desarrollé una serie de personajes, cada uno con su historia particular. Cuando tuve todas las vidas de mis personajes desarrolladas inventé un eje central sobre el que giraban todos. Ese eje, el asesinato de una chica de la alta sociedad barcelonesa, no es sino una circunstancia, una anécdota que da sentido a la interrelación entre todos mis personajes y sus historias individuales. En esta novela, que, insisto, habla de sentimientos, el asesinato y su investigación es lo de menos. Necesario para el conjunto pero irrelevante para el mensaje. El objetivo de la historia no es descubrir quién es el asesino, sino qué siente cada uno de sus protagonistas. Es un libro que aconsejaría leer un par de veces, porque creo que se puede disfrutar más cuando ya se sabe de antemano quién es el responsable de la muerta de Diana Mateu.

-¿Cómo describirías la vida de tus protagonistas que vivieron bajo circunstancias hostiles?

Como he comentado antes, mis personajes viven condicionados por su pasado. Realmente, eso nos pasa a todos, aunque aquí hablamos de pasados extremos. No dejan de ser muertos vivientes. Personajes que viven, lloran, aman y sienten, aunque realmente están muertos. Su cuerpo funciona empujado por un cerebro envenenado. Pero su alma se quedó herida de muerte mucho tiempo atrás. Y se adaptan, y avanzan, y pueden ser brillantes, románticos, cercanos y entrañables, pero sus vidas son de mentira. Las sombras en las que se sumergieron son demasiado densas como para ni darse cuenta de que están vivos y de que tienen la capacidad de decidir y de resurgir. No huyen de su pasado porque no saben cómo hacerlo. Sencillamente se dejan llevar y tienen una existencia peculiar, con un cuerpo vivo y un alma muerta.

-Pienso que las historias de tus personajes son muy reales, ¿Están basadas en hechos reales que tú  personalmente conoces?

Para describir sensaciones y sentimientos me baso siempre en gente conocida. Cualquiera de mis personajes tiene su traducción en nombres que están en mi cabeza, pero que nunca desvelaré. Algunos personajes son tal cual los conocí, otros son retales de varias personas que han estado en mi vida, cercanas y conocidas. Las historias son extremas, y esos acontecimientos de su pasado son fruto de la imaginación, pero ¿quién no conoce a personas cercanas excesivamente tímidas, o frías, o despiadadas?. Forman parte de nuestra realidad, aunque nunca nos hemos preguntado bajo qué sombras de su pasado viven. ¿Qué les ha hecho ser realmente así?. Bajo las sombras del mismo eclipse es una novela para la reflexión. Cruel, desgarrada, con algunos pasajes no aptos para todos los estómagos, pero no deja de tener un halo de romanticismo que lo envuelve todo. Al hablar de amor, de desamor y de odio, estoy analizando sentimientos de entrañas, y en consecuencia los he envuelto en una historia negra. Pero esa trama es lo que menos importa. La carga de sentimientos es la verdadera protagonista de la historia. Los sentimientos son universales y ninguna historia que hable de ellos tiene por qué ser real, pero podría serlo. Siempre quedará en mi interior qué carga de realidad tiene cada uno de los personajes. Espero que mis lectores disfruten con Bajo las sombras del mismo eclipse, y que les sirva, sobre todo, para reflexionar sobre temas que son comunes a todos los humanos.

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